viernes, 9 de mayo de 2014

CARTA A LA CASA AZUL DE FRIDA KHALO




No desesperes en la florescencia, muchos años después de Los hijos de Sánchez, creció la cultura de la miseria en un pueblo del Caribe, como por arte de magia designaron un muerto en la plaza, sin el don de Lázaro, un bailarín hechicero le dio vida y el muerto en tránsito de vida llenó el entorno de barricas que formaron bodegas de clerén y de whisky, es como para emborrachar a todos los senadores y diputados honorables de Macondo, sin excluir al Ministro de cultura de una región de Veracruz.  El muerto se fue una noche de jaurías, eran de sus propios perros y de los perros de la Plaza.

No pudo conocer los colores profundos de la vida ni siquiera en sueño. 
No pudo conocer la alteridad.
Sus príncipes y princesas no eran los dueños de la Plaza de Marte el día que un toro digital ama las flores y la imagen del Mundo se desborda.

No pudo visitar la Casa Azul de Frida Khalo ni sentir el instante paralelo de Puras Apeco y Dionisio Cabral.  Ambos asisten esta noche cada uno vestido de blanco a la Exposición 25 obras de Kandinsky.

Al otro lado, una mujer leía en el parque Pétalos de agua, poemario de un periodista que nació en las oficinas de El Caribe post dictadura trujillista y otros medios.  Un limpiabotas hablaba del Congreso del Marqués De Sade, un religioso de la Resurrección de los muertos, un viento lluvioso azotó la Plaza.  Varias horas después, los perros ladraban y ladran, las jaurías penetraban a la catedral.

Al otro lado, distante del muerto de la Plaza, millares de arbustos y flores perfumadas del barro puro de la longevidad notable formaban la esencia de los jardines del tiempo (sin que las voces del Padre) quisieran negar la Casa azul, esa pasión que remueve las piedras y abriga el alma.

Desde aquel día no he vuelto a ver la mujer que leía en el parque, dicen que siguen las jaurías y que unos vientos huracanados pasaron por el casco urbano.

Dicen que nos quedamos sin [escultores y poetas).  Me paré, entré por la ventana, voy a la primera puerta., quiero ver una escultura y estoy llegando a la Plaza del soldado desconocido de aquel Vela Zanetti, escultor que dejó sus huellas luminosas con la obra precedentemente citada y los murales al interior del Monumento de Santiago.  

POETAS EN TRANSITO?

Yo no sé si la ciudad tiene  poetas en tránsito capaces de alucinar el chip.  Yo no sé si la ciudad tiene pintores capaces de pintar a Marcel Duchamp, algo así como resucitar de entre los muertos el mundo de la noche global.
Y me perdonan pero yo no sé si la ciudad tiene periodistas dispuestos a escribir cada hoja luna clara.  Escribir a la luna mojada es otra cosa. 
Yo que no soy poeta, posiblemente podría exagerar las cosas… recuerdo que escribí con Dionisio Sillas sin Espejo, poema dedicado al Dr. Ramón Cabral.


      SILLAS SIN ESPEJO
         Al doctor Ramón Cabral

“Ayer un carpintero amueblaba el dolor”


Sobre la física no cuántica el abanico es una mariposa
que se bebe la sombra.
En este verde negro gravita la ciudad dormida
Y despierta.
La noche camina sobre ella saltando los espacios,
los silencios
el rostro de la imagen se refleja en un vaso blanco
dilatado en la espalda de la noche mojada

Estas gotas enfurecidas de placer danzan
en la desolación de unas sillas sin espejo.

El otro tiempo, el olvidado, descansa
en el perfil de otras sillas alquiladas
a la otra sombra del hombre.

Ni Tomás ni su lecho pudieron evitar la compacta
armonía de la vida
La herradura de un coche marca el compás
de la hora sin tiempo.


SOBRE EL RECUERDO

Ahora en este mundo mediático, recuerdo que escribía cuartillas y me llamaban periodista, era poco más que un adolescente, tantos perros me ladraron, que siempre dije: cabalgamos.  Un día unos cuartillitas, según dicen extraviaron mi nombre del listado del Colegio… mi carnet de tres dígitos es otro recuerdo sin averiguar.  Todos se preparan para Semana Santa, dice la primera plana de El Nacional de esta tarde.  Terminaré esta carta el domingo de Ramos, no soy agrónomo, no soy diputado mi jardinero, pero a veces por la calle de Santiago encuentro a Dionisio Cabral y René del Risco en un coche sin cochero.

Oh, pensaba que había terminado, antes quiero agradecer a todos ustedes  la presencia en este lugar, Joselín Cava, e invitarla a ella a entregar unos sobresitos numerados, premiados, son los sobres de “la pose”…
Nada tienen que ver con las funditas de dos ex presidentes.
Voy a leer ahora un poema distinto al que escribí con Dionisio al a Limón. Buenas noches amigos y amigas.



  La tarde se llena de Facebook
                y otros sitios                  


La ilusión dispersa los internautas
pero lo saben las hijas de María, Juana e Isabel,
no quiero Facebook por la mañana.
                                              
                                              Luis José Rodríguez.






No hay comentarios:

Publicar un comentario